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Creando escuela

sábado, 25 de abril de 2009

Él en la bolera y María en bolas I

Por suerte, después de una semana dura de curro, durísima, ayer todo me vino de cara. El jueves por la noche, cuincidí con María y hablamos un rato en el rellano de la escalera. La crisis sigue sin darle un respiro y está metida en la bolsa de una ETT. No tiene nada estable y es esclava de mi poll, perdón del movil. En cualquier momento la pueden llamar para un trabajo de horas o con suerte, de días. Charlando asi de todo y de nada, me enteré que su mentecato de novio, iba a salir el viernes por la noche de juerga (Bolera) con sus amigos de curro y volvería tarde. No se si me lo dijo de modo intencionado o no, quiero pensar que sí, pero recalcó dos cosas: que no tenía ganas de estar sola, pero tampoco de ir con los fanfarrones de los amigos de Juanji. Le propuse que quedase con sus amigas (por cierto Mari Carmen, sigue acordandose de mí, según me dijo) y también saliera pero aclaro que no. Que preferia algo más tranquilo. Y lo dejé caer. "Vente a cenar a mi casa. Pizza, vino y dvd". Ella me miró incredula. "Ya..." fue lo que me dijo pero en su mirada había algo más "Y yo que me lo creo". Qué le vamos a hacer, me conoce de sobras y decir si a una oferta así, podia perfectamente continuar con que acabase a cuatro patas siendo jodida por mí. Levanté la mano derecha y puse los dedos al estilo Spock de Star Trek comprometiendome a no hacer nada mas... eso sí, con la coletilla "Que tú no quieras que haga". Quedamos en que me diria algo al día siguiente, viernes. Y a eso del medio día mi movil sonó. Era ella. "Vale pero yo llevaré el postre" fue su respuesta. Sonreí. No se bien si lo hice porque me gustaba la idea de que María dejaba la puerta abierta a que me la follara o que, también, eso significaba la opción de ponerle de nuevo los cuernos a Juanji. Supongo que ambas cosas.

Al llegar a casa, la adecenté un poco porque durante la semana... a penas la atiendo. Cosas de mi vagancia y mi cansancio. Me di una reconfortable ducha y me quedé en pantalones de pijama sin nada arriba. Luciendo pecho velloso. (Ya sabéis algo más de mi) Maria se presentó cerca de las 21:30 de la noche con una bandeja de "fresas con nata" y eso pintó bien. Aún mejor. Iba comoda, pantalones de chandal finos y una camiseta crema. Sus cabellos estaban humedos y olian muy bien. Cierto color sonrosado en su mejilla le daba un toque hermoso. Pedimos la pizza y esperamos mientras nos servimos ya el vino sentados en el sofá del salón.

Mirando en dirección a la tele, exclamó. "Aquí quedaría bien una chimenea encendida y con solo su penumbra iluminando el salón". Sonreí. "Vaya, tenemos el día imaginativo" Le respondí. Ella me puso cara de desenfado frunciendo un poco el ceño. "Que poco romántico eres", me espetó.

Yo- Sabes que no me puedo permitir el lujo de serlo.
María- ¿Por qué? ¿De qué tienes miedo? ¿De mostrar tu lado humano?
Yo- Es que no soy humano. (Soy un Vampiro, me dije) Y en todo caso, ese lado que tú reclamas no lo mostraría nunca a ninguna mujer.
María- No. ya veo, eres imbécil.
Yo- Eso también

Me eché a reir.

Hicimos una pausa de silencio. Ambos mirabamos la copa y la nada. Una sensación tonta de incomodidad. Una necesidad de sincerizarnos pero al mismo tiempo, intentando que no lo pareciera.

Yo- Lo siento, María.

No dijo nada. Espero a que siguiera pero es que no sabía bien qué decir más. Hasta que dije.

Yo- Para mí ya es demasiado tarde.Me gusta este modo de vivir, este estilo de vida.

Y no le pareció convercerla mis palabras. Estaba "pesada".

María- ¿Qué te hizo convertirte en lo que eres, (mi nombre)?
Yo- Mi naturaleza.

Movió la cabeza negativamente "No te creo". "Deberías" le respondí. El timbre de la puerta, por fin sonó. Traian la cena. y eso me sacó del aprieto. Cenamos y optamos por una charla más desenfadada. Supongo que ambos sabíamos que, por lo que fuera, intentar ir más allá no iba llevarnos a ningun sitio. Aun así, entre trozo de pizza y trozo de pizza, nos tiramos alguna que otra carga de profundidad mutuamente. Ella me reprochaba mi frialdad y mi indiferencia ante sentimientos como el amor y yo le respondía a quemaropa diciendole que el amor no es más que una reaccion biológica del cuerpo, como podia ser el producir semen o óvulos. Fiel a mi estilo basto, le dejé bien claro con respuestas así que, aunque tal ves muy dentro de mi no fuera así, de ella, solo me interesaba gozarla y estaba convencido de que a ella, le gustaba sentirse usada.

No se si por los grados de alcohól en la sangre en ambos o porque ya estabamos con el postre, le solté a bocajarro si quería que la follara esa noche. Su mirada fue una mezcla de indignación y morbo en décimas de segundo. Me mantuvo la mirada.

María- ¿Te apetece follarme más ahora que cuando era soltera o que?
Yo- Bueno digamos que soy tan cabron que eso de follarme a hembras comprometidas me pone especialmente.
María- Yo no estoy comprometida. Solo tengo pareja.
Yo- Sí un gilipollas integral, por cierto.

Se echó a reir y me cabreo un poco cuando dijo "Ah... por fin una reacción humana" No la entendí hasta que termino: "Celos (mi nombre) eso son celos, cariño".

No se por qué cojones me sentí como atrapado. Como si el gran tigre hubiese caido en un estupida trampa. Me eché a reir y le dije que no. Que, en todo caso, sentia envidia de que él dispusiera de ese cuerpo y ese vicio que atesoraba cuando se le antojara y yo debia ponerme, en el mejor de los casos, en segundo plano. Ella rió mas y me dijo que eso era una excusa que yo ponía. "Sabes que si quieres, me puedes tomar y yo poco voy a poder hacer para evitarlo". Para mí eso fue una invitación a darle duro, asi que contrataqué: "¿De verdad, solo porque yo quiera o porque tú lo desearias también?" Ella bajó la mirada y rió. Parecia que tenía compañia en la trampa. Ella había caido conmigo.

María- Estamo jugando con fuego.
Yo- No. Nos hemos quemado.

Y fuí a por ella.

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