Mira por donde ha caido un ejemplar de un diario con la foto de la protagonista del pollo en el museo del Prado cuando quiso darle teta en publico a su hijo. No puedo más que, con lo vicioso que soy, haceros párticipe a vosotros, vampiros blancos, de la hembra que se dignó a exhibir esos generosos cantaros que en la foto se adivinan y repletos de abundante fluido que a tantos nos gustaría succionar directamente.
Además, la madre primeriza esta bien rica con lo cual, tiene varias decenas de polvos bien viciosos, ¿no os parece?
Lo que pasa es que ahí tenemos al afortunado bebé que ocupa nuestro lugar como legítimamente le pertenece.
No debemos desfallecer, amigos mios, vampiros como yo: hay que estar preparados para tropezarnos con una escena parecida y pedir amablamente nos dejen amorrar nuestras glotonas bocas a esas inchadas y turgentes ubres de mujer. Si luego se pone cachonda, se puede acordar más cosas porque eso de poner cuernos a novios y maridos, al menos a mí, me da extremo placer.
Lo malo, como digo siempre, es que la mayoría de estas mujeres lactantes son más bien bordes. Alguna excepción habrá por ahí. Digo yo.
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