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Creando escuela

lunes, 24 de noviembre de 2008

La desconfiada, menos desconfiada

Aprovechando que finalmente se retrasa 24 horas mi partida a dos ciudades españolas por asuntos laborales, no quiero irme sin dejar constancia de que, realmente, aquellas mujeres que se hacen de rogar, son uno de mis platos preferidos.

Después de toda una semana en que mantuve cibercharlas cortas pero intensas en donde Merche, la desconfiada y que ya tuve ocasión de joder hace unos meses parecía ir especialmente cachonda y utilizaba la típica táctica de tantas mujeres de insinuarse sin hacerlo y calentando polla, el sabado la tuve a tiro y no desperdicié la ocasión. El caso es que me cobré la calentura de la semana con ella en plan salvaje.

Me hice el duro y la combinación "dureza" con morbo y seguridad, pueden hacer estragos en cualquier mujer que, por naturaleza, siempre fantasean con sentirse más o menos sometidas, poseeidas por rudos machos con pocas ganas de broma.

La cosa fue también que en 30 minutos pude despacharmela bien a gusto y obtener un premio a modo de regalo de la foto de sus meloncitos, como ella llamaba a sus tetas cuando hablaba conmigo. No es que le hiciera gracia que le fotografiara las tetas pero supongo que me vio con las ideas bien claras y con mala leche y prefirió ceder.

Como deció cuando la incliné sobre la mesa que teníamos cerca y bajandole los pantalones y las bragas de un tirón, le meti dos dedos en su raja húmeda sin dejar de cogerle los cabellos y surrurarle a los oidos salvajadas como "te voy a joder, pedazo puta". "Quien con fuego juega..." y cosas por el estilo. La sensación de poder me puso tan cachondo que me dolían muchísimo los huevos. Ella se resistió un rato mientras sus tetas sacaban brillo a la mesa un rato. Ojalá hubiesen chorreado un poco de leche pero no podía quejarme. Una soberbia y pedante hembra sucumbiendo a mi poder.

Me regaló algunso tacos, lógicamente que aumentaron de intensidad cuando notaba que apoyaba mi glande en su raja coñil para reventarle la cueva. Me costó bastante situarme porque no hacía mas que darme culeadas para impedir mi alineación con su raja, pero en uno de eoss movimientos mi glande quedó por décimas de segundo apoyado ya entre sus labios vaginales y no me lo pensé dos veces aunque casi de poco me descapulla con la presión que hizo con sus labios coñiles para evitar mi penetración, pero solo fue un simulacro porque en el fondo la deseaba desde hacía una semana. Aun así, menudo coño más cerrado, amigos mios... no se puede explicar con palabras. Los peores tacos fueron justo en esos momentos pero yo ya estaba bastante bien acomodado en su jugoso agujerito del placer. Asi que me limite a bombearle el coño mientras le cogia de ambas manos y se las llevaba a la espalda.

Hubiese dado lo que fuera por haber tenido un espejo delante y ver su cara y sus tetas aplastadas o semi colgando sobre la mesa. Al cabo de unos minutos que me parecieron cortos, en lugar seguir escuchando insultos, empecé a escuchar gemidos ahogados. Unos gemidos cada vez más fuertes y que se notaba que ella intentaba sin éxito reprimir. El coño ya lo notaba totalmente encharcado y muy caliente. Era una delicia deslizar el falo ahí dentro. Note que sus manos ya no hacian resistencia por liberarse y se las solté para sujetarle de las caderas y ella se limitó a apoyar las manos a la misma mesa. Ví que separaba algo más las piernas pero asegurandose de que yo no lo notaba.

Asi estuvimos un buen rato hasta que me arriesgué a perderlo todo y sacandole la polla, le dí la vuelta para encararla a mí. Ella estaba totalmente congestionada. Sus tetas libres de toda ropa. Le separe o más bien casi se separo ella misma las piernas y la folle con el coño fuera del borde de la mesa. Sus tetas danzaban como a mi me gusta que lo hagan, haciendo semicirculos y ella ya no insultaba. Solo gemia y me miraba, eso sí, con bastante rabia porque lo estaba pasando bien con alguien que le acaba de caer bien. Delicioso. Eso me hace sentirme controlador de la situación.

Me paso una mano por la nuca y casi ella misma se empotraba mi polla contra su coño hasta el punto que sus cabellos negros se revolvían salvajemente. Sus tetas ya no hacian semicirculos sino que daban ya claros botecitos ya que su tronco estaba semi incorporado. Sus piernas se arqueaban a cada choque de pelvis mutua y al fnal comenzó a gemir y ha moverse aun más freneticamente conforme sentia un orgasmo brutal... al menos eso me pareció.

Como yo aun no me había corrido, pensé que correrme en su coño no era recomendable porque ignoraba si tomaba pildora o no. Y esta vez había jodido sin condón. Asi que el grueso de mi lechada, decidí que tenía que ir a su boca o al menos cara y tetas. La cogí del pelo y ella con una mirada de zorra indescriptible, no opuso demasiada resistencia quedando su cara a la altura de mi polla brillante de sus jugos. Intenté follarme su boca pero no hubo modo. Supongo que le daba asco sus propios flujos. Le perdoné el tremendo feo que me hacía pero a cambio me pajee bien duro y los chorros los tuvo que soportar todos en la cara de putita calienta pollas que tiene.

Al terminar y con mi polla aun colgando, ella se levanto con su cara blanqueada de mis disparos y me dio una sonora bofetada. Dirigiendose al baño.

"Hijo de puta. Cuando salga no quiero volver a verte".

Y me fuí.

Y ayer volvimos hablar unos momentos cibernéticamente. Es cursioso como una mujer puede ser tan zorra y orgullosa al mismo tiempo. ¿Por qué no reconocer que estos juegos le van?

Nunca entenderé a segun que mujeres.

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