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Creando escuela

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La noche de las toallas por la cintura

Ultimamente voy de puto culo con el currele y estoy desatendiendo mis vicios en la red... mala cosa siendo un depravado como soy... Ahora que he pillado unos minutos de tiempo, en donde a lo lejos veo a Nerea, una estupenda hembra de 25 años, peliroja y de un tetamen que no baja de la talla 95 ni por asomo (50 y algo Kg y 1, 66 de altura) que resulta ser la novia de un compi, con lo cual aún me daría más morbo encubanarla con mi verga mientras el novio mira y aprende, os cuento, así por encima (porque no me gusta poner cachondo al personal poco colaborador) como fue la noche del sábado 8, que para los olvidadizos, era la velada en que María debía "atender" 4 pollas de entre 40 y 50 años.
Los cojones los tenía un poco en la nuez porque no sabía bien qué podría encontrarme ahí y por otro lado, no había sido definitivamente invitado por nadie. Pero como tenía el esperma ya abudante y circulándome por todo el falo interior, necesitaba por lo menos vivir una experiencia nueva, aunque fuera de mirón. Ya sé... qué bajo he caido, ¿no? Es lo que pasa cuando hay malas rachas de jodienda escasa.
Me presenté sobre las 01:30 horas en el piso de María y pique al timbre... varias veces porque de entrada no abría nadie. Estuve a punto de dar media vuelta cuando la puerte abrió. No voy dar nombres porque tampoco les he pedido permiso para contar la experiencia aquí, pero vamos, digamos que uno de los que conocía. Abrió la puerta y estaba con una toalla envuelta por la cintura y una cerveza en la mano.
"¡Hombre! Hola cabron. Pasa, pasa. Ya me extrañaba a mí que al final no vinieras"
Y claro pasé. En el salón conté tres mas que también conocía, así que todo estaba en orden hasta que oi ruidos de colchón y no sabía bien si gemidos o quejidos o ambas cosas. Todos estaban con toalla y algunos mostraban una tienda de campaña en la zona.
"¿Como va?" Me dió por preguntar.
"De puta madre. Nosotros ya hemos sido despachados"
"¿Y ese ruido?"
"María que está con dos más"
La polla me dió un brinco guapo en el pantalón y me dió por ir al dormitorio, de donde procedían los ruidos y solo entrar ya vi a María a cuatro patas sobre la cama. Delante de su cara un pollón negro de un africano y por detrás un maduro canoso que no hacía más que darle fuertes viajes cogiendola de las caderas. Me puse tan cachondo que sin darme cuenta estaba con los pantalones sacados y machacandome la polla salvajemente, como un puto adolescente. Qué rica estaba María ahí, no se si luchando por no ahogarse con ese falón negro que le golpeaba la campanilla seguro o como el otro le estaba limando el coño o puede que el culo. Fui moviendome alrededor de la cama y vi que no era el coño lo que le disfrutaba, sino su estrecho ojete. Así que eso tenía que doler. El que me abrió la puerta entro y se echó a reir al verme. "¿Qué?¿Esperando turno?" Lo miré y reconozco que estaba tan en celo por la escena que no me dió por interrogarle sobre el culo de María. No se si me leyo la mente o qué pero entonces me soltó "Un culo así no se podía dejar pasar, amigo. Lo echamos a suerte y le tocó a (nombre)"
Mi polla no paraba de dar brincos... parecía que me iba a explotar pero lo que explotó fue la polla del puto negro que comenzó a correrse en la cara de María aunque seguro que antes ella tuvo que tragar algun que otro disparo. En pocos segundos, la cara de María, su mentón, goteaba leche espesa y entonces fue cuando miró en mi dirección. No ponía cara de felicidad, precisamente y sí de dolor cuincidiendo con cada embite del otro. Su cuerpo se iba para adelante espasmódicamente como intentanto hacer menos posible la penetración anal pero el tipo la tenía bien agarrada de las caderas y le daba bofetones en sus potentes nalgas ya enrojecidas... Mire en dirección a sus tetitas bailoteantes y estaban con algún que otro leve cardenal. Pasaron un par de minutos más y el que le enculaba, comenzó a gemir como un animal y a clavar su bajovientre más contra las nalgas de María. Se estaba corriendo y cuando sacó la polla María se dejó caer rendida sobre la cama.
"Bueno pues ya está. Qué buena estaba..."
"Cátala, tú ahora"
"Esperare un poco"
Cuando estuve solo con ella en la habitación, sin poder soltarme la polla, me acerqué con cuidado de no pringarme mucho con la lefa ajena en las sabanas... María estaba agotada.
"¿Como ha ido?"
"¿A ti que te parece?" (Ella susurrando)
"Pues que han habido... extras, no?"
"Sí, dos más.Ya los has visto me parece"
"Ya..."
"Un poco bastante bestias."
"Ya te lo adverti"
"Sí..."
"¿Necesitas algo?"
"Dormir y tú follar, ¿no?"
Fue la primera vez que tuve una lucha entre lo que me pedía le nabo y el sentido del respeto y de dejar que el cuerpo de María descansara después de haber estado tanto tiempo dando gusto a 6 tipos.
Me levanté de la cama y me fui al salón de nuevo. La mayoría ya estaban vistiendose y riendo a carcajadas comentando "las jugadas" Todos me miraron, supongo que porque seguía con la polla tiesa pero con cara de aturdido y gilipollas.
"¿Ya te la has camelado?"
"No, qué va"
"Pues se nota que lo necesitas, cabron."
Uno se me acercó y me soltó "El culo... dale por el culo. Lo tiene sublime."
Unos minutos más y estaba cerrando la puerta detrás de mí. Volví a la habitación pero María no estaba. Se había metido en el baño a darse una ducha. La puerta no estaba cerrada asi que entré. María estaba dentro del plato de duchan echandose el agua y por sus pies había agua y algo de sangre. La verdad es que me impresionó. Ella me miró y sonrió con pocas ganas.
"Si te meten una barra de casi 20 cm por el culo seguro que luego verías esto al ducharte."
Y mi polla que no bajaba... le morbo... la pervesión... llamadlo como queráis pero no bajaba. María viendo el tema, pareció como entre molesta y resignada y me dijo que entrara en la ducha. Al cabo de unos segundos, la tenía apoyando sus manos en la pared de baldosas, inclinando su culo y metiendose ella misma mi rabo en... el coño. María mismo comenzó a meterse y sacarse mi polla. "¿Así te va bien?" Pasé las manos por debajo de sus tetitas colgando y se las masejee un buen rato. Ella solo me pedía que se las apretase mucho porque las tenía bastante doloridas. Su coño estaba un poco dilatado, cosa normal, ya que me dijo que todos habían pasado por él. "Conformate con lo que hay". Me soltó. Y verla así de complaciente, de sumisa, de resignada... hizo que borbotones de leche comenzaran a salir contra su caverna lubricada y caliente. Me jodió durar tan poco pero sé que en parte María me lo agradeció.
20 minutos después, estaba entrando en mi piso.
¡Qué puta es María!

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